Ayer, sábado 16, por decisión puramente mía, bajamos, Emilia y yo, a Almuñécar, esperando encontrarla en plenas fiestas. Para mi desilusión lo único que había era caravanas de feriantes y puestos montados pero vacíos. Allí comimos algo en cierta hamburguesería y anduvimos por el paseo marítimo. Regresamos no demasiado tarde y sin contratiempos.
Hoy hemos salido, mamá, Emilia y yo mismo, a sentarnos en la terraza frente al Miramar. Allí hemos bebido y hemos comido un par de roscas, todo ello por invitación de tío Pepe. Desde allí mismo me he venido al trabajo. La visita a Ízbor se queda, por tanto, para mañana.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario