Ayer dieron de alta a mamá. Al fin y al cabo sólo ha pasado una noche ingresada. Emilia bajó a Motril, sin saber si se lo darían o no, y se encontró con que se vendría con ella, cosa que, efectivamente sucedió. Llegaron a casa a algo más de las cuatro de la tarde. No salí después, salvo a comprar medicinas a la farmacia. Recibimos algunas visitas. Ella está bien, aunque con el brazo vendado.
Hoy sí hemos salido, Emilia y yo, a pasear por la tarde. Nos hemos sentado frente al Miramar y hemos tomado algo. Antes habíamos recibido la visita de Juan Miguel y Mª José, que habían venido a ver a mamá y, de camino, nos han visto a nosotros. Con ellos hemos charlado largo y tendido. También ha venido de Madrid el ocupa. Trae un nuevo ordenador que he estado probando.
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