Ayer, miércoles 19, no salí de casa en toda la jornada ni, en general, pasó nada digno de ser destacado.
Hoy hemos descubierto con horror que el calentador del agua está estropeado y apenas si la pone tibia. Tras consultar con Gerardo, que ha estado viéndolo, hemos bajado a Motril a comprar una resistencia, posible motivo de la avería. Hemos regresado sin mayores novedades a la espera de que mañana vuelva el hermano de Emilia a ver el dichoso aparato. Finalmente a lo de siempre.
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