Ayer, viernes 24, cuando esperaba a Emilia, resulta que me llamó, ella misma, para decirme que hoy también trabajaría, así que no podría venir a casa. En lugar de subir ella fui yo quien bajé a Ízbor. Por encargo suyo llevé tres patatas asadas que nos sirvieron de cena. Dormí, por primera vez, en casa de mis suegros.
Hoy hemos comido allí y nos hemos venido a Lanjarón poco después. Tras dormitar un rato en los sillones hemos salido y hemos visitado, brevemente, a Gerardo y los suyos. Por fin a lo de siempre.
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